viernes, 5 de octubre de 2012

Adaptar el entorno Habitación por habitación: algunas pistas para la reforma

Adaptar el entorno
Habitación por habitación: algunas pistas para la reforma

Cuando sobreviene una situación de dependencia, lo mejor, en principio y en la medida de lo posible, es mantener al afectado en el entorno que conoce, en su propia casa. Para que la persona dependiente disponga de un entorno seguro y adaptado a su estado, será preciso hacer en la casa algunas reformas orientadas a facilitar la autonomía del enfermo y a evitar los potenciales peligros, sobre todo las caídas

En el salón
La moqueta de pelo corto es preferible al parqué. Siempre que sea posible, es mejor elegir una moqueta con envés de goma o de fieltro, que sirven de aislante acústico y reducen el riesgo de fracturas en caso de caídas. Hay que tener presente, sin embargo, que la moqueta puede ser un inconveniente para quienes se desplazan en silla de ruedas.
Un número suficiente de enchufes evita que haya cables cruzando el suelo. Si no queda más remedio, es mejor fijar los cables a la pared.
El sillón es preferible al sofá. El asiento ha de ser lo suficientemente alto (45 cm); el respaldo, recto; y ha de disponer de brazos para facilitar la incorporación. Un respaldo reclinable y un reposapiés añaden confort. En algunos casos, es recomendable el uso de un cojín anti-escaras; contrariamente a lo que se piensa, las escaras aparecen con más frecuencia en la posición de sentado que en la de tumbado.
La televisión debe estar provista de un mando a distancia. Unos auriculares inalámbricos permitirán escucharla sin elevar demasiado el volumen, si bien hay que tener en cuenta que pueden impedir oír los ruidos del exterior.
Los teléfonos inalámbricos evitan que la persona se precipite hacia el aparato cada vez que se produce una llamada, con lo que disminuyen los riesgos de caídas.

En el dormitorio
– En la medida de lo posible, con el fin de poder moverse alrededor de la cama, debemos evitar colocar uno de sus laterales junto a la pared. Tampoco es aconsejable orientar la cama hacia la ventana, en particular en el caso de las personas con problemas de visión, pues la luz de la mañana puede deslumbrarlas.
La cama no debe ser ni demasiado alta ni demasiado baja, para que resulte más fácil salir de ella. La altura mínima recomendable es de 45 cm. Para adaptar la altura, se pueden cambiar las patas del somier o utilizar calzas.
– Ha de resultar sencillo acceder desde la cama al interruptor de la luz, la tele alarma, el teléfono, etc.
– Es aconsejable disponer de un mando o interruptor eléctrico para el cierre de las persianas.
– La lámpara de la mesilla de noche, generalmente inestable, debe ser sustituida por un aplique de pared.
Los interruptores fosforescentes o con testigo luminoso evitan andar a tientas en la oscuridad.
La alfombrilla de pie de cama ha de estar fijada al suelo con adhesivo de doble cara, aunque lo más eficaz es suprimirla.
Una mesa de cama facilita la lectura y, en caso necesario, permite comer allí.

En el baño
El baño puede convertirse en una habitación especialmente peligrosa, pero el cuidado personal sin riesgos también es posible.
Los pavimentos plásticos antideslizantes son los más recomendables, y resultan menos fríos y resbaladizos que las baldosas de cerámica.
Un plato de ducha es más cómodo que la bañera. Si la persona tiene dificultades para entrar en la bañera, ayudará instalar una tabla de baño. La persona dependiente puede estar sentada en ella mientras se ducha.
– Requisito mínimo para no resbalar en la bañera o la ducha es colocar en ella una alfombrilla antideslizante.
Los asideros de plástico son preferibles a los de acero inoxidable: resultan igual de firmes y menos resbaladizos. Hay que elegir cuidadosamente su ubicación y fijarlos sólidamente a la pared.
Un grifo de doble vía, preferentemente de palanca monomando, garantizará la temperatura constante del agua.
La taza del W.C. debe estar suficientemente alta: entre 45 y 50 cm. En las tiendas especializadas, existen elevadores diseñados para alzar un W.C. de tamaño estándar hasta la altura requerida.
– Es preferible que las puertas de los cuartos de baño abran hacia el exterior, para que puedan ser desmontadas desde fuera en caso necesario.

En la cocina
En la cocina, el principal peligro radica en el riesgo de quemaduras causadas por las diferentes fuentes de calor existentes. Algunas adaptaciones ayudarán a que la persona dependiente siga sintiendo el cocinar como un placer, y se anime a preparar su guiso preferido o a calentarse ella misma un plato.
– Debemos dejar bajo el fregadero el espacio suficiente para que una persona, sentada en una silla normal o de ruedas, pueda introducir las piernas.
– El fregadero no tiene que ser demasiado profundo. El grifo con palanca evita las torsiones de la muñeca y, si es del tipo ducha extraíble, permitirá llenar las cacerolas sin necesidad de colocarlas en el fondo del fregadero.
Las cocinas eléctricas están dotadas de un testigo luminoso. Las cocinas vitrocerámicas son bastante recomendables, ya que, al ser planas, resulta fácil deslizar las cazuelas sobre ellas, aunque son más caras y también menos prácticas para aquellos que tienen dificultades de visión, pues no siempre es fácil para estas personas identificar las zonas de cocción.
El horno microondas permite calentar todo tipo de platos y preparar infusiones. Es una pieza casi imprescindible.
Los estantes no han de estar ni demasiado bajos ni demasiado altos: su altura ideal es la comprendida entre 40 cm y 1,5 m del suelo. Los utensilios de más uso deben colocarse en los lugares más accesibles.
– Una mesa pequeña con ruedas –las conocidas como camareras– permite transportar sin riesgos los platos calientes y los más pesados.
– Las tiendas especializadas disponen de numerosos utensilios diseñados para ayudar a quienes tienen dificultades para aprehender objetos, o para aquellos que sólo pueden utilizar una mano. Esos utensilios ayudan a pelar, a cortar, a abrir las latas o a suplir la función de los tenedores convencionales cuando no es posible manejarlos bien.

Financiar las obras de reforma
Las obras pueden salir caras pero, si están justificadas por el beneficio que suponen para la salud de la persona dependiente, podemos intentar buscar el apoyo de la financiación pública. Las posibilidades que existen en este momento en las distintas comunidades autónomas son escasas en esta materia pero, en algunas ocasiones, resulta posible encontrar respaldo público, por lo que no está de más preguntar en la concejalía correspondiente del gobierno autonómico antes de iniciar las obras. En el capítulo El dinero de la dependencia, se especifican los requisitos y documentación precisos para presentar una solicitud.

visto aquí: http://www.plusesmas.com/cuidadorfamiliar/adaptar_entorno/habitacion_por_habitacion_algunas_pistas_para_la_reforma/1377.html